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“Cada imagen es una decisión.
Un recorte del mundo visible que deja entrever algo de lo invisible.”
— INSPIRADO EN SONTAG, SPENCE Y WEISER
La fotografía no solo captura lo que está delante de la cámara. Captura también al sujeto que encuadra, a sus elecciones conscientes e inconscientes, a sus silencios. En ese sentido, fotografiar es un acto simbólico: no representa la realidad, sino una posición frente a ella. Lo que se muestra, lo que se oculta, lo que se repite o se desenfoca habla desde y sobre quien mira.
Desde los años 70, pensadoras como Susan Sontag (1977) cuestionaron la supuesta objetividad fotográfica. Afirmaron que toda imagen es una construcción cultural, emocional y política. Esta línea fue continuada por autoras como Jo Spence (1986), quien exploró el uso de la fotografía como herramienta para reconstruir narrativas personales, y Judy Weiser (1993–2023), quien consolidó su aplicación en contextos terapéuticos como detonante proyectivo y herramienta de exploración emocional.
La imagen, entendida así, no es testimonio sino lenguaje simbólico. En lugar de preguntarse qué muestra una foto, este enfoque propone explorar qué toca, qué oculta, qué evoca. La fotografía se convierte entonces en un medio para acceder a lo no dicho, habitar lo sentido, y en ocasiones, reelaborar lo vivido.
En Átomos Visibles, la fotografía es parte de una práctica simbólica que no busca perfección técnica, sino resonancia interna. No se trata de capturar “la mejor imagen”, sino de detenerse en lo que vibra, en lo que se repite, en lo que pide ser visto desde otra perspectiva.
Estados de Transición es la primera Serie fotográfica a blanco y negro del proyecto que explora cinco estados que todos hemos experimentado en algún momento: