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“Cambiar la imagen es cambiar la historia que contamos sobre nosotros mismos.”
— JO SPENCE, Putting Myself in the Picture (1986)
Más allá de observar, la fotografía permite intervenir: reencuadrar, editar, yuxtaponer, recomponer. Jo Spence —fotógrafa y activista británica— desarrolló desde los años 80 el concepto de photo-therapy, en el que la puesta en escena fotográfica funciona como reconstrucción narrativa. Su trabajo mostró cómo la imagen puede ser usada no solo para registrar, sino para devolver agencia y resignificar el dolor.
El reencuadre simbólico puede implicar tomar una nueva foto, intervenir una existente, elegir otro ángulo o simplemente cambiar el modo en que la imagen es leída. En todos los casos, hay un acto subjetivo de transformación simbólica.
Este tipo de intervención se relaciona con procesos terapéuticos activos, donde la persona no solo narra lo vivido, sino que lo reorganiza simbólicamente. En ese gesto de reencuadre hay potencia reparadora: una imagen nueva puede habilitar un sentido nuevo.